La historia comienza en un colegio tradicional de Santiago de Chile, donde un grupo de adolescentes enfrenta el último año de enseñanza media. Entre ellos está Luciano, un joven sensible e introspectivo, apasionado por la música, pero que carga con el peso de no sentirse aceptado, especialmente por su padre, un hombre rígido, conservador y represivo. El relato se sitúa en un entorno donde las presiones sociales, familiares y académicas afectan profundamente a los estudiantes. La obra nos presenta a otros personajes, como Frida, una joven segura de sí misma que se convierte en un apoyo para Luciano; Marta, quien experimenta un despertar personal; y Cristián, quien encarna la típica figura masculina dominante del curso. Desde el inicio, se deja ver el contraste entre las apariencias sociales y los conflictos internos de los personajes.
A medida que transcurre el año escolar, los protagonistas comienzan a vivir una serie de experiencias que los enfrentan a sus propios límites, inseguridades y deseos. Luciano se ve cada vez más agobiado por la presión de ocultar su identidad sexual y por el rechazo de su padre, que espera que su hijo sea un reflejo de su hombría tradicional. El conflicto entre la libertad personal y las expectativas familiares crece, al mismo tiempo que Luciano encuentra en la música un refugio para expresar sus emociones. El punto de quiebre ocurre cuando, durante una presentación en la kermés escolar, Luciano canta con gran emoción y visibilidad, lo que genera una reacción violenta y humillante por parte de su padre frente a todo el público. Este episodio, sumado a la constante presión interna, lleva a Luciano a un intento de suicidio, tras el cual es internado en una clínica psiquiátrica.
En paralelo, los demás personajes también atraviesan procesos de cambio: Marta comienza a descubrir su autenticidad y rompe con los moldes que la limitaban; Frida reafirma su carácter solidario y crítico; y Cristián, aunque menos transformado, representa la resistencia a los cambios y a la diversidad. La obra refleja cómo cada uno de los jóvenes lidia con sus emociones en una sociedad que muchas veces les niega el derecho a ser quienes realmente son.
Tras el paso por la clínica, Luciano inicia un proceso de recuperación, tanto física como emocional. Allí, la figura de la psiquiatra cobra importancia como guía y como voz crítica frente a los prejuicios del padre, a quien enfrenta con verdades incómodas: no se puede curar lo que no es una enfermedad. Luciano decide no rendirse. Encuentra apoyo en su profesor de música, quien lo motiva a seguir cantando y, finalmente, postula al Teatro Municipal para estudiar canto lírico. Esta decisión marca un nuevo rumbo en su vida, uno que él mismo escoge, alejado de las imposiciones familiares. El título de la novela —El año que nos volvimos todos un poco locos— cobra sentido simbólico: fue un año de crisis, transformación y revelación, en el que los personajes, como muchos jóvenes, atravesaron momentos de confusión que los llevaron a conocerse mejor a sí mismos. El final es esperanzador, pero no idealizado: hay heridas, pero también caminos nuevos por recorrer.
Me encantó la manera en la que resumieron una asombrosa obra en pocos párrafos. Se nota el esfuerzo que pusieron y estoy segura que esto animará a más gente a vivir la experiencia de leerlo por ellos mismos. Muchas gracias y sigan así! 😁
ResponderEliminarFelicidades, considero que transmitieron lo que nos quisieron comentar y eso asegura el buen trabajo que lograron, espero poder seguir leyendo este tipo de blog porque gracias a estos blogs nos informamos mucho.
ResponderEliminarGran resumen.
ResponderEliminarEspectacular información.
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